El Palacio de Cortés, una joya virreinal, proyecto de Baldassare Peruzzi

por Carlos Lavin

En 1520, el pintor y grabador alemán Alberto Durero admiró en el ayuntamiento de Bruselas el primer tesoro mexicano enviado por Hernán Cortés al emperador Carlos V. Incluía el penacho de Moctezuma, diversas piezas de arte en oro y los planos de la isla de Tenochtitlan, con la sugerencia de reconstruir la ciudad azteca con la arquitectura más novedosa de Europa. Al monarca le gustó la idea, y encargó a Durero recopilar planos de diversas construcciones para desarrollar una nueva urbe, la más grande del mundo y capital de la Nueva España, en un diseño que llamó la Ciudad Ideal. El tema interesó a los grandes arquitectos del Renacimiento, sobre todo italianos, quienes enviaron sus planos a Cortés, pues el emperador lo había comisionado para ese fin.

Así llegaron a manos de Cortés los planos para refundar la Ciudad de México, y tantos fueron que llegaría a conocerse como la Ciudad de los Palacios. En ese momento Cortés era la máxima autoridad, y desarrolló uno de esos planos en su lugar preferido, Cuernavaca, la sede del futuro Marquesado del Valle. Esos planos correspondían a la recién construida Villa Volte Alte, que aún existe.

El llamado Palacio de Cortés, cuya construcción se inició en 1525, se inspira en esa villa, que Baldassare Peruzzi diseñó para el descanso de la poderosa familia Chigi (en la que se contaban cardenales, papas y banqueros del Vaticano) en la campiña de Siena, Italia. Peruzzi fue el arquitecto que concluyó la Basílica de San Pedro, en Roma.

El Palacio de Cortés es el edificio civil más antiguo conservado de toda la América continental, e icono de la ciudad de Cuernavaca. Sus almenas, que recuerdan un fuerte musulmán, denotan jerarquía. No era castillo ni fuerte, como se ha dicho: sus arcadas abiertas lo demuestran. Se construyó según los planos de Peruzzi y con la dirección de Juan Altamirano, primo y administrador de Hernán Cortés. Esta edificación no se inspiró en el Alcázar de Santo Domingo en la hoy República Dominicana, como se ha presumido, porque aquélla carece de las arcadas profundas, y fue construida después de la salida de Cortés de la isla. La planta en “U” es un diseño exclusivo de Peruzzi, maestro en la perspectiva. La primera etapa del palacio se construyó apegada a la Villa Volte Alte, pero después hubo ampliaciones a ambos lados.

Así, en Cuernavaca tenemos una obra clásica del Renacimiento Italiano, una gran casona que en su origen incluía huertas de árboles frutales con plantas europeas y nativas, caballerizas, polvorín, molino de trigo, espacios para la cría de ganado menor y aves de corral y bodegas, desde donde Cortés dirigió el marquesado y sus múltiples empresas.

Por sus arcadas renacentistas, reconocidos autores han estimado relacionarlo con varios castillos y palacios situados en España, aunque muy distintos del de Cortés. Hasta 1629 fue sede del Marquesado del Valle, centro de recolección de tributos, hogar de Cortés y su familia por dos generaciones. En esa casona vino al mundo su hijo Martín, único personaje con título nobiliario nacido en América.

Por envidias, celos, desacuerdos irreconciliables, acusaciones y juicios promovidos por sus enemigos apoyados por la Real Audiencia, el edificio y el marquesado fueron incautados media docena de veces por la Corona española, pero siempre se restituyó a sus herederos. La última vez ocurrió en 1810, cuando se les devolvió ya sin los inmensos territorios del título.

En 1869, tras la creación del Estado de Morelos, el edificio se entregó al Ayuntamiento de Cuernavaca, su actual propietario. Hoy alberga al Museo Cuauhnáhuac, administrado por el INAH.

Hasta la próxima.

Te recomendamos:

Dejar un comentario