Marlene Favela, una mamá amorosa y moderna

por Verónica Aguirre
Marlene Favela tiene una larga trayectoria en la televisión. Se inició en el medio artístico a finales de la década de 1990, cuando tuvo pequeñas participaciones en varias telenovelas de Televisa, pero su gran oportunidad llegó al protagonizar Gata salvaje en 2002, y desde entonces no ha parado. Hace unos meses pudimos verla en el papel de Leti en La desalmada, y ésta fue su telenovela número 26. Por si fuera poco, es empresaria y una mamá entregada por entero a la crianza de su pequeña hija. Para conocerla un poco más, conversamos con ella.

 

¿Qué llevó a Marlene Favela a la actuación?

El destino. Nunca pensé dedicarme a esto: yo quería estudiar Derecho, pero siempre he pensado que, si las cosas son para ti, aunque te quites… El CEA me llegó por una invitación de Eugenio Cobo; él me había visto en la televisión modelando y me ofreció una beca para entrar a la carrera de actuación, y fue una de las cosas más maravillosas que me han pasado, porque descubrí mi verdadera pasión y vocación.

¿A qué querías dedicarte antes de ser actriz?

Quería estudiar la licenciatura en Derecho y desarrollarme en un puesto público en mi estado natal. Vine de Durango a la Ciudad de México para ingresar a la universidad. Sin embargo, no pude entrar a la Escuela Libre de Derecho, y tomé la decisión de trabajar antes de regresarme… y lo demás es historia.

Hasta ahora, en tus proyectos has dado vida a mujeres de carácter fuerte, y La desalmada no fue la excepción, aunque de primera impresión Leti era muy dulce.

Fue un personaje entrañable. Leticia era una mujer súper aspiracional en todos los sentidos, amaba a su familia y quería verla unida; poseía valores y era muy clara en su forma de actuar y de pensar, pero también era una mujer empoderada, y al final nos deja un mensaje muy bonito a todas: hay que amarnos y respetarnos nosotras mismas. Cuando hago telenovelas con el Güero Castro, siempre me da personajes de carácter. Aunque Leti era dulce y tierna, tenía muy claras sus prioridades.

¿Qué debe tener un papel para que Marlene diga: “Quiero hacerlo”?

Siempre que me llega una propuesta para hacer un personaje, me fijo mucho en su descripción, de dónde viene, quién es, qué va a contar, porque para mí es muy importante entenderlo, darle vida y abordarlo de la mejor forma. Ahora, también he dicho “no” cuando algo no me cuadra en lo que yo puedo aportar para el desarrollo del personaje como actriz, ya sea físicamente, la edad o la experiencia, entre otras cosas. Además, debe dejarme algo positivo en lo personal y profesional.

Es muy importante poder decir “no” cuando algo no va contigo.

Sí, en esta carrera es muy complicado mantenerse vigente. Hay tantas cosas a tu alrededor que no dependen de ti, y por eso soy muy cuidadosa al elegir los personajes y las historias, porque deben dejarle algo al público. A veces me ha tocado ser la villana, pero siempre son personajes increíbles, que me han aportado mucho. La realidad es que no hay que desesperarse, las cosas van a llegar en su momento y hay que tener los ojos bien abiertos para encontrar el personaje al que debes decir “sí”.

¿Qué papeles te gustan más: las villanas o las buenas?

Los dos me encantan, porque me permiten explorar cosas como actriz y me dejan experiencia. Los dos roles son apasionantes: ambos me permiten jugar y dar vida a personajes que la gente pueda creer.

¿En este momento estás explorando algún proyecto?

Por el momento, no. Sí me llegaron dos o tres propuestas de trabajo, pero durante el primer semestre del año decidí dedicarme al cien por ciento a los tres emprendimientos que tengo, que son la línea de cosméticos y la ropa, y las muñecas de mi hija. En el segundo semestre del año aceptaré algún personaje para regresar a la televisión. Ya muero de ganas, porque estar en los foros se vuelve adictivo.

¿Qué es ser mamá para ti?

Es el papel más importante que he interpretado. Ser mamá ha transformado mi vida de una manera tan bonita… no sabía que tenía esta capacidad de amar, de entrega, de que un ser humano dependa cien por ciento de mí. Para mi Bella es una bendición maravillosa; suena extraño, pero desde que ella llegó, mi mundo se transformó increíblemente, y estoy redescubriéndolo.

Desde el embarazo empiezas a transformarte.

Cuando me di cuenta de que la estaba esperando, les dije a todos los que estaban cerca de mí: “Voy a meterme en mi cajita de cristal para vivir un embarazo increíble”, y así fue; le agradecí tanto a Dios que le prometí cuidar a mi bebé tanto como pudiera. Me fui a California, me dediqué a leer, a tomar mis cursos psicoprofilácticos… Tuve un embarazo súper tranquilo, fue una etapa muy bonita de mi vida.

¿Cómo ves tu vida con Bella? Porque las generaciones van cambiando.

Como lo mencioné antes, estoy redescubriendo el mundo a través de ella, porque yo fui criada en un tiempo muy diferente. Ahora veo cómo ella va creciendo y desarrollándose con toda la tecnología que existe. Yo quiero para mi hija el mejor mundo que pueda darle; soy una mamá protectora y amorosa, pero también quiero que ella tenga la libertad de escoger lo que quiere y cómo lo quiere en cada etapa de su vida. Es un ser humano muy distinto a mí, con una personalidad muy diferente. Creo que la voy a apoyar hasta el último día de mi vida en lo que ella quiera. Deseo que se sienta libre, protegida y amada en todos los sentidos.

¿Cómo surgió la idea de las muñecas?

Es un proyecto muy bonito. Cuando estaba embarazada, miraba el mar junto a mi mamá, y le dije: “Quiero crear un patrimonio para Bella, para que cuando crezca vea que siempre estuve pensando en su futuro”. Ahí vino la idea de la muñeca, pero me dije: “Tengo que esperar a que nazca, para que sea como ella”, y después pensé: “No importa cómo sea, porque para mí siempre será la niña más hermosa del mundo, y quiero enseñarle a que se ame tal como sea”. Así nació Bellas Doll. Es un proyecto con un mensaje inclusivo: empezamos con la rubia, la morena y la pelirroja; después se crearon la asiática, la afroamericana y la mulata. Venimos de una sociedad en donde desde pequeñas veíamos la perfección en una muñeca; eso me parece demasiado riesgoso para las niñas, y más en este momento, cuando se busca la perfección física a toda costa. Para mí es muy importante enseñar a las nuevas generaciones a que se amen y respeten, sin importar su apariencia física. Por eso las muñecas no tienen nariz ni boca, para que las niñas o niños puedan complementarlas con sus propias características; hace poco, una mamá me preguntó por qué no creaba una muñeca con vitíligo, porque su hija padece esa enfermedad y no se identifica con ninguna, y próximamente la haremos.

Esta muñeca es de hechura artesanal, cien por ciento mexicana, y se involucra a mucha gente en el proceso de creación. Nos ha traído muchas satisfacciones, es un proyecto lleno de amor.

Sigue a Marlene Favela en @marlenefavela y en @@bellaseelystore

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