Bertha Picallo, la frágil belleza del vidrio

por Verónica Aguirre
Bertha Picallo se inclinó por el arte desde muy pequeña, y aunque su familia no estaba muy convencida de que debiera seguir esa vocación, su amor por la creación plástica no hizo más que crecer con el tiempo. Bertha Picallo terminó la licenciatura en Comunicación, pero su inquietud la llevó por otro camino y al encuentro del que hoy es su soporte favorito: el vidrio. Conozcamos más de esta talentosa artista plástica mexicana en una amena conversación.
 

¿Cómo se define Bertha Picallo como persona?

Estoy en lucha permanente, y también en conquista perpetua. No me gustan las clasificaciones o categorías cerradas, porque yo misma asumo muchas formas; podría decir que soy una mujer fragmentada. Soy intensa; eso me ha llevado a confrontar mis miedos, y de esos combates he salido fortalecida, consciente de quién soy en verdad. Soy inquieta y curiosa. Desde niña estoy en busca de sentido, tanto espiritual como intelectual. Creo ser una persona transparente y confrontativa; a través del lenguaje del arte he podido conocer, sanar y revelar todos mis fragmentos.

¿Y como artista?

Como artista, me gusta explorar. Por sus múltiples cualidades, el material que elegí para dar dirección a mi trabajo, el vidrio, me inspira a jugar con el color, las transparencias, la luz, la forma, la superposición y la inclusión de otros elementos, como metales, que se fusionan con el material. Siento que soy una pintora haciendo escultura, y creo que mi obra transita entre las dos disciplinas.

¿Qué te llevó a dedicarte al arte?

Desde niña me encantaba pintar, y también construir con mecanos y legos, o modelar con barro y plastilina… tenía que estar usando las manos. Más adelante sentí un interés genuino por el arte: quería verlo, conocerlo y hasta tenerlo, aunque eso no me era posible. Luego de ver por varios años la obra de otros artistas en museos y libros, experimenté la necesidad inaplazable de estudiarlo.

Bertha PicalloAunque mi madre no me dejó estudiar la carrera de artes plásticas tras finalizar la licenciatura en Comunicación con especialidad en cine, seguí deseando pintar y aprender. Me inscribí en talleres temporales de grabado, serigrafía, talla en madera, dibujo y pintura, entre otras disciplinas.

A la mitad de la carrera me escapé a Oaxaca para tomar clases de pintura, pero la vida me acercó al vidrio. Mi encuentro con él ocurrió de forma artesanal y rudimentaria en una casa de cultura. Cuando regresé a la Ciudad de México, asistí al Congreso Internacional de Vidrio, y me impactó de tal manera el trabajo de artistas extraordinarios que quedé enamorada de las posibilidades, la versatilidad y la belleza del material. Así empecé a trabajar con el vidrio; después de un tiempo, cuando me di cuenta del efecto que algunas piezas terminadas tenían sobre mí a partir del diálogo que se entablaba mientras las realizaba, la forma como la obra y mi conciencia se afectaban mutuamente y ocurría la sanación, comprendí la verdadera función del arte, como un dispositivo a través del cual el creador y el observador en general pueden sublimar algún aspecto emocional, espiritual o humano.

¿Dónde ha expuesto Bertha Picallo?

He expuesto en varias galerías y en algunos museos. El Museo del Vidrio en Monterrey organizó tres Bienales de Arte Contemporáneo en Vidrio; en la primera edición gané el Premio de Adquisición con el primer lugar, y mi obra pasó a formar parte de la colección del museo. Fui distinguida con el segundo lugar en la segunda edición, y con el tercer sitio y una mención honorífica con dos piezas en su tercera edición. He expuesto en el Museo del Arzobispado, en la muestra Libertades, como parte de las actividades del Bicentenario, y en otra muestra llamada Fragilidad. Tuve una exhibición en la Celda Contemporánea del Claustro de Sor Juana, una individual al alimón con dos artistas, y también en el Museo de la Ciudad en Cuernavaca. Mi trabajo ha estado en la galería Arte XXI, en Polanco; Galería Corsica, en Vallarta; en la Galería 910; en la Aurora, y en la galería Atenea, las dos en San Miguel, y en algunas otras, como la galería José María Velasco, además de participaciones con el Grupo de los 16 y con donaciones anuales al evento del Hogar de la Misericordia en Monterrey.

¿Qué o quién es tu inspiración?

En general, me inspiro en las cosas que observo en la naturaleza; por ejemplo, las manchas en los caparazones de las tortugas, y cómo están constituidas a partir de su forma; en cómo se ven los objetos a través de la luz… es un microcosmos. Cuando observo una rebanada delgada de verdura o miro la textura de una hoja, me transporta a mundos minúsculos, pero a la vez de dimensiones enormes. Me fascinan las imágenes microscópicas de diatomeas y otros cuerpos biológicos.

En mi obra encontrarás semillas, fósiles, caparazones… pero también referencias al ser humano como sistema biológico. Me interesa mucho cómo se constituye el ser a partir de la evolución biológica de sus ancestros. En la serie Cosmogonías planteo como punto focal la forma en que entendemos hoy nuestro mundo, cómo nos constituimos como sistema social y cómo la percibimos espiritualmente. Ya no hay un cielo, un mundo y un inframundo: todos estamos en un mismo nivel. Estamos homogeneizados, aunque se perciben ciertas agrupaciones que producen la estructura.

La serie Fragmento aborda la forma como rescatamos la memoria. Cada cultura expresa quién es y de dónde viene. Cuando la sociedad evoluciona y se conforma de maneras distintas, se sobrepone a la versión anterior; de igual forma, somos un palimpsesto lleno de emociones, creencias, limitaciones y habilidades acumuladas de nuestros ancestros.

¿Cómo describirlas tu obra?

Es una reflexión sobre el ser. ¿Quiénes somos? ¿A partir de qué nos hemos conformado? Es un rescate del origen, pero el concepto de origen no me interesa como fundamento, sino como anclaje para crear un vínculo entre el pasado y lo contemporáneo, tanto en la conceptualización de mi obra como en su factura. Los materiales me interesan por su origen orgánico: el vidrio, el hierro, la cerámica y el fuego que los transforma son mis principales agentes creativos. A través del color y la forma en un planteamiento abstracto, mi obra habla de la belleza, la transparencia y la evolución de la vida.

¿Quién o qué te inspiró a Bertha Picallo a ser artista?

Me inspira el diálogo interno que se genera a través del proceso creativo, la necesidad de decir y expresar lo que siento, así como la inquietud de ocupar un lugar en el mundo desde un espacio diferente; me interesa jugar y divertirme. Para mi es divertido desde que proyecto la obra en mi mente, durante la parte experimental en la realización y la manipulación de los materiales y, por supuesto, cuando la veo terminada.

Asimismo, me inspira saber que así como el arte es un proceso y no un fin, el ser humano también lo es. Me da fuerza, más que inspiración, saber que el arte me ha ayudado a sobreponerme en muchas ocasiones, desde un accidente de taller cuando sufrí quemaduras en 40% de mi cuerpo, hasta la forma como logro aceptar que el arte no siempre da para vivir de él, pero hay una necesidad más fuerte para seguir haciéndolo, y es interna.

¿Por qué alguien debe tener una obra de Bertha Picallo en su casa?

Creo que los espacios que habitamos son parte de lo que elegimos ser como personas, son parte fundamental de la construcción de nuestra vida diaria.

Tener arte en general nos provee de una sensibilidad y armonía únicas. Una obra mía en vidrio aporta un acento especial, por las propias características del material: impacta más tus sentidos, invitando a la contemplación de lo que revela su interior. Es un aporte de luz y belleza en tu vida.

¿Cómo ha sido para ti este tiempo, cuando recintos y galerías están cerrados?

Ha sido un espacio para detenerme, para retomar aquello que dejé a un lado hace años. Me aboqué a pintar, aprendiendo la técnica de los clásicos holandeses a partir de veladuras; era algo que tenía pendiente. También me dediqué a hacer collage, técnica que me divirtió muchísimo y aportó novedades a mi trabajo. En este encierro, la observación más detenida del proceso de vida de las flores me ha inspirado para mi próximo proyecto. Este tiempo me ha nutrido en muchos aspectos.

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