Antonio Rosique, contador de historias

por Verónica Aguirre
Desde hace cinco años hemos visto a Toño Rosique apoderarse durante varios meses del prime time de TV Azteca, con Exatlón, un programa de competencia deportiva que cada día nos mantiene al filo del asiento para saber si los rojos o los azules se llevarán el triunfo. La “máxima autoridad del Exatlón” nos concedió una entrevista exclusiva desde República Dominicana para saber más de su trayectoria y de este proyecto, que llegó inesperadamente a su vida.

 

¿Quién o qué inspiró a Antonio Rosique para ser periodista deportivo?

A mí me inspiraron las voces que escuchaba cuando niño en la televisión y la radio, las voces de los grandes cronistas deportivos: Jorge Sonny Alarcón, Pedro El Mago Septién, José Ramón Fernández, el propio Toño de Valdés… también me inspiró para dedicarme a la comunicación el propio medio; lo mío fue como un llamado para pertenecer ahí, para ejercer el oficio de contar historias, yo cuento historias.

¿Qué te mantiene emocionado hoy en día?

Contar historias es un oficio ancestral, y está científicamente comprobado que estamos aquí como especie porque hemos sido capaces de contarnos historias unos a otros. Es así como hemos preservado el conocimiento, con historias que se repiten de una generación a otra, porque un buen relato se queda en la memoria, se nos mete en el corazón. Es muy difícil olvidar una buena historia. Lo que me mantiene emocionado es que ese oficio es sumamente humano, y por tanto es interminable. Mientras sigamos siendo humanos, seguiremos contando historias. Es maravilloso, y eso es lo que me mantiene aquí.

De todos los eventos en los que has participado, ¿cuál te ha dejado un recuerdo imborrable?

Los Juegos Olímpicos son el espectáculo humano más bello que existe. Creo que, en conjunto, son el escenario más grande que hay, y ser parte de ello es lo más hermoso que me ha pasado como comunicador, porque a ellos acude lo mejor de la especie humana, los hombres y mujeres más dotados. Siempre seré un enamorado de los Juegos Olímpicos, seré su promotor; creo que presenciar los Juegos Olímpicos cada cuatro años nos permite vernos en un espejo, nos produce fe y esperanza, nos hace saber que, a pesar de todo lo malo que esté pasando, la vida puede ser mejor. Desde mis primeros Juegos Olímpicos en 2002 y hasta 2020, poder contar esa historia a México, sobre todo tocando la médula de lo que sucede en el momento, es lo más bonito que me ha pasado. Ahora tengo la oportunidad de entrar cinco días de la semana a la casa de los mexicanos con el Exatlón. Eso lo hace más cotidiano, pero sigue siendo fantástico.

¿En qué te inspiraste para escribir La isla del futbol?

Al ser un contador de historias por vocación, cada vez que vivo algo digno de contarse siento la necesidad de hacerlo. Es similar a cuando un bailarín escucha una pieza musical y su cuerpo siente la inquietud de moverse. Me fui a estudiar a Inglaterra con una beca que me dio el gobierno británico, y al estar dos años entre Inglaterra y Alemania tuve la oportunidad de convertirme en corresponsal, y al mismo tiempo ver el interior de la industria del futbol británico, porque fui a estudiar un MBA en Football Industry y pude ver por qué son la mejor liga del mundo, por qué los ingleses profesionalizaron el juego; parte del MBA consistía en estudiarla. El tiempo que no estuve en la universidad me dediqué a investigar sobre el tema. Esa historia tenía que contarse, había que descifrar académicamente sus claves, y después de eso, lo más sencillo fue contarlo de manera personal y vivencial. Fue como llevar un diario y plasmar las experiencias vividas en cada lugar que visité, porque yo sabía que, si no lo escribía, lo olvidaría, y de ahí surgió el libro.

¿Qué diferencia hay entre el futbol inglés y el mexicano? ¿Qué nos falta para tener una liga de ese nivel?

Son muchos años de ventaja. Son prácticas que ellos llevan desarrollando desde hace mucho tiempo. Es como preguntarnos qué le falta a la aeronáutica mexicana para ser como la de Estados Unido, o qué nos hace falta para que farmacéutica nacional sea tan importante como la alemana. Nos llevan décadas de ventaja. Eso no quiere decir que no se pueda: los ingleses profesionalizaron y empezaron a comercializar su liga hace ciento diez años, y en México eso sucedió en 1942.

Ellos son los creadores del juego, son muy respetuosos de lo que está bien hecho, y hay cosas que no pueden cambiarse o tocarse. Entonces, puedo decirte que hay diferencias en la estructura de los clubes, el que los clubes no cambian de ciudad, el respeto que dan a las cuatro divisiones profesionales, no sólo a una y media; si un equipo en la cuarta división gana sus campeonatos, puede llegar a la primera, y viceversa: uno de primera división puede descender a la cuarta; tienen 92 clubes cien por ciento profesionales, no es que uno sea de jóvenes o de formación; son equipos donde lo mismo puede haber un jugador de 34 años que uno de 19, y tienen sus estadios, sus abonados, sus socios. De entrada, es un mercado más poderoso. El futbol está muy enraizado en la cultura inglesa, se le ve como un bien comunitario. En México, el futbol es un espectáculo.

Eres un fanático del beisbol. ¿Cuál es tu equipo en la MLB?

Les voy a los Dodgers, porque me tocó la gran época de Fernando Valenzuela. Además, es el equipo más latino de todos los Estados Unidos, tal vez por las características propias de la ciudad de Los Ángeles nos sentimos cercanos a los Dodgers. Prácticamente hablan español en el equipo.

¿Es diferente la preparación para ser periodista deportivo que ser para conducir el Exatlón?

Son dos trabajos distintos. En los Juegos Olímpicos ejerzo el periodismo deportivo como tal, en toda su dimensión. En el Exatlón soy parte de la historia; en los Olímpicos no corro los cien metros; estoy en el estadio, sí, pero detrás de la línea, y en el Exatlón soy el guía de la expedición; soy el líder de este grupo de aventureros. Mi misión es diferente: es hacer que los mejores lleguen a la cima, con las pruebas adecuadas para que esto se convierta en una aventura de transformación personal, y que cada uno con sus talentos entregue su mejor versión y pueda llegar a la cima.

Se trata de dos roles distintos, con preparación muy diferente; un proyecto de ocho meses de duración es un proyecto de alto rendimiento, tengo que estar al 100% por ocho meses, cinco días a la semana contando la historia. Por eso es una aventura. En los Juegos Olímpicos, al final, son 17 días intensos y no estoy solo. En el Exatlón, sí; una es de resistencia, de larga duración, la otra es intensa, acelerada, rápida y frenética.

¿Cómo llegó el Exatlón a tu vida?

Fue un poco circunstancial, pero hay que estar ahí cuando la historia se está escribiendo. Una productora turca muy exitosa le ofreció el concepto a TV Azteca. Los directivos se interesaron y se arriesgaron a lanzar un concepto que nunca se había visto en México; fue un experimento y un alarde de innovación, atrevernos a hacer lo que no se había hecho: un reality show que mezclaba deporte con resistencia y algo de supervivencia.

Requerían un periodista deportivo o conductor de deportes, alguien que fuera capaz de narrar carreras; yo me dedicaba a eso, con toda la experiencia de la cobertura olímpica, y creo que una cosa te lleva a otra, y eso es lo más padre, porque mi pasión por los Juegos Olímpicos me conectó con Exatlón.

Ya estando en las playas del Exatlón empecé a encontrar la manera de traducir esto para los televidentes, de crear las metáforas adecuadas, de tropicalizarlo bien para que se convirtiera en un fenómeno televisivo. Al final fue la suma de varios factores: una empresa que se atrevió a innovar, alguien que estaba dispuesto a salir de México por cinco meses (la duración de la primera temporada), y que yo estuviera en condiciones para aguantarla. Esta ecuación creó un programa que está haciendo una nueva tradición en la TV mexicana.

¿A ti te gustaría participar en el Exatlón?

No (risas). El Exatlón es una competencia para atletas de alto rendimiento, no es para venir a jugar, y estos deportistas deben reunir ciertas condiciones para permanecer aquí. Si no eres atleta, lo más seguro es que te lastimes y no aguantes. Es como querer jugar futbol americano sin haber practicado nunca. Entonces, las personas que no tienen las condiciones, además de sufrir alguna lesión, no trascenderán en la competencia. Lo interesante del Exatlón es que es real, no estamos jugando a que dos personas hacen como que compiten o que simulen que corren un circuito: aquí han venido futbolistas profesionales y se dan cuenta de que la competencia es dura.

¿Qué le dirías a ese Antonio pequeño que soñaba con ser cronista deportivo?

Le diría que lo intente con todo su corazón y con todas sus fuerzas; que se prepare lo mejor posible, que no tenga miedo, y que se aviente con pasión; que contar historias es un oficio maravilloso y muy necesario; que aprenda otras técnicas de storytelling que yo no aprendí de joven; que haga más cine, teatro y radio; que le cuente cuentos a los niños y a los ancianos… todo eso que de lo que te vas dando cuenta cuando eres más grande.

Es sorprendente que cada comentarista de Azteca tenga su estilo. ¿Qué hizo que ustedes sean un equipo, y aun así su individualidad brille?

La formación. Cuando aprendes el oficio de verdad, y estuviste horas y horas en el taller, como estuvieron los aprendices de Leonardo Da Vinci o de Miguel Ángel; cuando empezaste desde abajo y tuviste maestros que te enseñaron las bases (que en mi caso fue José Ramón Fernández, mi gran maestro, o José Gutiérrez Vivó, de quien aprendí mucho); cuando verdaderamente pasas por el taller y dedicas horas a aprender, el estilo aparece por sí mismo. Una vez que cumples con el requisito, dejas de copiar a los demás y surge tu voz interna. El estilo es algo que adquieres cuando pasas mucho tiempo estudiando, practicando, equivocándote, repitiendo… Sólo así lo encuentras. Además, el estilo es evolutivo, y sólo si seguimos aprendiendo y contando historias podremos refinarlo.

El mejor rasgo de tu carácter…

La tenacidad.

¿Qué aprecias en un hombre?

La valentía.

¿Y en una mujer?

La honestidad.

¿Qué esperas de tus amigos?

Lealtad.

Tu principal defecto…

Mi temperamento emocional.

Tu héroe de ficción…

Sandokán, el pirata de Emilio Salgari.

Un libro que nos recomiendes…

Endurance, la aventura de Sir Ernest Shackleton en el Polo Sur.

Sigue a Antonio Rosique en IG: @antonio_rosique  y en la cuenta de @exatlonmx

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