Poncho de Nigris, un papá a todo dar

por Verónica Aguirre

Cuando usamos la frase “a todo dar”, generalmente nos referimos a una persona divertida. Pero en Poncho de Nigris no sólo indica eso, sino que está dispuesto a dar todo por su familia. En esta entrevista encontramos a un hombre feliz y sensible, decidido a brindar lo mejor de la vida a sus cuatro hijos y su esposa. Para conocer más a fondo a este empresario e influencer regio, conversamos con él.

¿Cómo se describe Poncho de Nigris en este momento de tu vida?

En plenitud, con el nacimiento de Toñito a mis 46 años. A esta edad uno empieza a disfrutar las cosas de otra forma, y da un valor diferente al tiempo, porque sabe que pasa muy rápido, y a los momentos que debe vivir al máximo para forjar recuerdos que pueda compartir con la familia. Estoy en una edad en la que todavía me siento fuerte físicamente, y quiero vivir al máximo las etapas que me quedan.

Teniendo dos hermanos futbolistas, ¿qué te llevó a decir “quiero entrar al mundo del espectáculo”?

Primero, ellos eran mejores futbolistas que yo. Aunque sí soy goleador, nunca me dediqué a entrenar, ni a modificar ciertos errores; por ejemplo, soy muy malo con la zurda. Realmente se nos daba muy fácil el futbol, pero yo no le eché ganas, nunca me puse a entrenar. Aunado a eso, soy muy acelerado, y no aguantaba estar mucho tiempo en un solo trabajo. La estabilidad no era lo mío a los veinte años. Lo del medio artístico, tal vez lo traigo en la sangre, porque me gusta entretener. Soy muy apasionado en mi trabajo, me satisface generar emociones en las personas y divertirlas, aunque sea diciendo tonterías… sacarles una sonrisa y provocar un sentimiento, porque no soy un hombre de pecho frío, soy más bien un hombre con esencia de niño, y por eso quiero que todos sean felices, aunque sea por un momento.

¿Qué les pasa a los hombres que piensan que cuando llegan a los cuarenta años ya son viejos? Realmente siguen siendo jóvenes.

En lo personal, me siento muy fuerte, pero ya empiezo a ver cómo cambian mis facciones, y es cuando me digo: “Me estoy oxidando” (risas). No tengo canas, y todavía no me salen ni en la barba, pero ya no tardan. Sigo teniendo el pelo largo y físicamente estoy bien, pero tengo amigos que son de mi edad y parecen de ochenta (risas). Entonces, trato de comer sanamente, hacer ejercicio y sobre todo dormir bien, porque es muy importante.

En este momento de tu vida, cuando tienes estabilidad emocional y familiar, ¿qué te falta por descubrir?

Estoy comenzando a tener estabilidad con todo lo he hecho en mi vida. Estoy en el punto donde uno dice: “De aquí para arriba”. Estoy esperando que todas las estrategias que proyecté se cristalicen, y sé que eso sucederá, porque estoy con la gente que tengo que estar. Eso sería la cereza del pastel en mi faceta de emprendedor, y hacer algo grande.

Ahora, no importa que tenga estabilidad; siempre estaré creando proyectos, porque si no, la vida sería muy aburrida. Debemos estar abiertos a generar ideas para seguir asombrándonos y sentirnos vivos. Entonces, si quieren invertir pero no tienen dinero, arriésguense: eso hará que se sientan motivados para conseguir lo que necesitan.

¿Qué es la fama para ti?

Es el cariño de la gente que te sigue. Sin embargo, no acabo de entenderla, porque es efímera. No importa que tengas años siendo famoso, puedes perder todo eso en un instante por algún error que cometas. Entonces, con el tiempo aprendes a sobrellevarla y reinventarte para seguir vigente. Por ejemplo, hoy no puedo decir lo mismo que cuando tenía veinte años, porque las nuevas generaciones han cambiado su forma de pensar y de expresarse.

¿A ti no te incomodó dejar que la gente entrara a la privacidad de tu hogar por medio de las redes sociales?

No. Recuerda que estuve en dos ediciones de Big Brother, y mostré mi vida, mi casa, mi familia, sin pensar en eso. Me gusta compartir con la gente mi vida diaria, y como no le hago daño a nadie, ni me meto en problemas, estoy muy tranquilo. Con los años aprendí que no vale la pena tener enemigos, no tengo ninguno. Tampoco pido favores, y gracias a eso llevo una vida relajada. De repente alguien pregunta: “¿No te da miedo la inseguridad?”, y respondo que no, porque la gente me conoce tal cual soy. Me gusta llevarme bien con todos.

¿Cómo percibes que Poncho ha cambiado como papá a lo largo de los años?, porque no eres el mismo con tu primera hija que con los tres más pequeños.

Con Ivana, mi primera hija, sufrí mucho, porque no pude disfrutarla como habría querido. A los dos años me la arrebataron y se la llevaron a vivir a los Estados Unidos. Yo tenía un programa de televisión que se transmitía a diario, y dejé de verla por tres o cuatro años. Entonces, fue difícil y muy complicado, la extrañé mucho. Para mí es mágico tener hijos, es lo más importante, porque te hacen volver a vivir todas tus etapas, porque ya disfrutaste tu vida al máximo y ellos te hacen revivir cada momento con mucha emoción. Cada vez que veo a mis hijos, siento mi corazón latiendo en ellos fuera de mí.

Cuando nació Ponchito, dio equilibrio a mi vida, me motivé muchísimo. Fue un cambio total; creo que ya estaba aburrido de ser soltero, de ir por la vida sin rumbo. A los 39 años me dije: “Ya es momento de casarme y formar una familia”. Conocí a mi esposa, ambos nos escogimos, y formamos una bonita familia, somos un gran equipo.

La diferencia es que a Ivana no la disfruté tanto. Me habría gustado estar en todos los momentos de su vida. Ahora ya está grande, y aunque tenemos una buena relación y hablamos mucho, en el fondo me pesa no haber estado con ella como con mis tres hijos pequeños, porque soy un papá activo: los baño, juego con ellos, les enseño cosas que creo pueden servirles en la vida, así como a tener respeto, sin llegar al miedo, a situaciones de riesgo como el fuego, las alturas y la velocidad.

A Ponchito me lo llevo conmigo al rancho, y le platico qué puede hacer y qué no, lo que está bien, lo que está mal, para que no se meta en problemas, y lo importante que es ayudar a los demás. Por ejemplo, en el rancho tenemos cuatro perros; uno se quedó ciego, y lo más fácil sería sacarlo, porque quién lo va a cuidar o cómo va a comer; sin embargo, le dije: “El ciego necesita ayuda, y nosotros podemos brindársela, porque él no tiene la culpa de su condición física”. Entonces, creo que ese tipo de pláticas le va a servir cuando sea mayor, y recordará lo que le dije; lo sé porque, cuando hablo con él, recuerdo las palabras que mi papá me decía cuando yo tenía su edad.

Entonces, la relación con tu hijo te reconecta con tu papá.

Sí, y yo me veo a mí de niño en mi hijo. Es una conexión muy padre con la vida, y en donde empiezas a valorar todo.

Ivana ya casi entra en la adolescencia. Entonces te va a tocar una etapa más difícil.

Sí, yo sé lo que viene y va a estar difícil, pero ella también querrá verme y convivir conmigo, porque ha visto cómo soy con sus hermanos; también sé que me va a exigir y cuestionar, pero lo mejor es no predisponerme. Dejaré llegar el momento y lo enfrentaré a su tiempo.

¿Cómo describirías a cada uno de tus hijos?

Ivana es muy parecida a mí. Es muy alegre, y le gusta tomar fotos y editar videos. Le encanta el entretenimiento. Entonces, igual y elige ese camino. Tal vez si hubiera seguido conmigo lo habría hecho más rápido. Ponchito es puro corazón: un ser mágico, con mucho amor, un osito cariñosito y muy inteligente. Isabella es súper coqueta, una dama, tiene un carácter súper fuerte. Me va a tocar batallar con ella, y tiene el don de la música; Toño acaba de nacer, lo estoy conociendo apenas, puedo decirte que es un ángel.

¿Cómo te gustaría que tus hijos te recordaran cuando hablen de ti con sus hijos?

Creo que me van a recordar diciendo: “Mi papá era bien bueno, buena persona; cuidaba a los animales, era muy inteligente, porque resolvía los problemas de manera sencilla. Era muy alegre y relajiento, le valía lo que pensara la gente de él, por eso vivió su vida al máximo”.

¿Cómo conquistaste a tu esposa?

Ya la conocía, me parecía muy bella y le había tirado la onda, pero yo era medio inquieto y la invité a donde invitaba a otras, no quería nada serio. Entonces, me dijo que no, y así fue como me di cuenta de que era la indicada. Esperé un tiempo y la invité a salir ya más en serio. Le dije: “Tú y yo juntos podemos hacer algo importante en la vida”, porque considero que el amor es una decisión. Cuando el enamoramiento y la química se acaben, debe seguir esa chispa que nos siga conectando; creo firmemente que el matrimonio es para ayudarte, no para complicarte la vida. La otra persona está para ayudarte y para sumar a tu vida. Ella y yo hacemos un gran equipo.

¿Has pensado en ser conferencista motivacional o coach de vida?

Sí, eso es lo que sigue. Me di cuenta de que soy bueno para ello. Varias veces me han dicho: “Sube a hablar de este tema”, y lo hago muy bien. Pero no daré pláticas sobre cómo hacerte millonario, yo hablaré de la vida, de lo que he entendido y lo que me ha funcionado. Voy a platicar de lo real, pero será más adelante.

Si tuvieras el poder de cambiar algo en este país, ¿qué sería?

Híjole, es que son muchas cosas, pero salir a la calle con miedo a no regresar es muy duro. Haría algo que diera libertad y paz a la sociedad, para vivir tranquilos.

¿Eres Rayado o Tigre?

¿Qué pasó? Por supuesto que Rayado. Mis dos hermanos fueron los máximos goleadores del Monterrey, y estoy muy orgulloso de ellos, porque para que volvamos a ver a dos hermanos, que sean regios y que tengan la misma capacidad de gol va a pasar mucho tiempo. Nosotros ya no lo vamos a ver.

¿La persona que no tienes y quisieras decirle: “Te quiero”?

Mi hermano Antonio de Nigris (†) me hace mucha falta. Me habría gustado que me viera en este momento de mi vida.

Sigue a Poncho de Nigris en IG en @ponchodenigris y en YouTube Keeping Up con Los Denigris

Si te gustó esta entrevista te puede interesar esta de Diego El Cigala

Te recomendamos:

Dejar un comentario