Sabrina Seara, una luz que brilla

por Verónica Aguirre
Sabrina tiene una larga trayectoria en la actuación. Inició su camino en su natal Venezuela siendo aún adolescente, con Isa TKM. Más tarde participó en varios proyectos con la cadena Telemundo, entre ellos El señor de los cielos y Betty en Nueva York. Para saber más sobre Sabrina Seara, conversamos con ella.

En este momento de su vida, Sabrina se encuentra muy feliz. Termina 2021 llena de planes e ilusiones junto a su esposo, el también actor Daniel Elbbitar; se mudó a nuestro país recientemente, y tiene como objetivo conquistar al público a través de su trabajo.

¿Qué proyectos tiene Sabrina para iniciar 2022?

En este momento estoy viendo diferentes proyectos para arrancar el próximo año trabajando ya en México.

En la serie Betty en NY diste un cambio al personaje de Marcela Valencia; la hiciste más sensible y humana, a diferencia de la versión colombiana.

Sí, ésa fue la idea; era un libreto maravilloso. Cuando me hablaron para hacer Betty, dije: “¡Guau!, qué compromiso”, porque no era un remake común y corriente: era una versión nueva de un éxito mundial, así que un personaje tan importante como Marcela requirió mucho trabajo actoral para hacerlo mío. En su momento vi Yo soy Betty, la fea, la original, y si bien tenía presente la historia, mis recuerdos de las actuaciones eran muy vagos. Cuando empecé a leer el guión vi que era en formato de serie. Actualmente, la mayoría de los personajes tienen varios matices, no son cien por ciento malos o buenos; al principio sí fue una villana, pero conforme avanzaba el proyecto busqué hacerla más humana.

Disfruté muchísimo el personaje, y me entregué al 100% a él. Creo que es el proyecto que más me ha exigido, tanto en términos actorales como de tiempo. Al terminar Betty en NY decidí tomar un año de descanso, porque fue muy demandante; dejé de pasar tiempo con mi hijo, con mi familia, conmigo misma. Entonces, fue un personaje al que me entregué mucho.

Soy fan de la original. Sin embargo, siento que hicieron una gran versión poniendo su propio toque.

Sí, en el equipo hubo mucha complicidad. Fue un ambiente muy agradable, y todos estábamos involucrados y comprometidos. Creo que se vio eso durante toda la serie.

¿Qué te llevó a la actuación?

Siempre me gustó. Desde que tengo uso de razón quería ser actriz, pero mi familia no estaba de acuerdo, porque no tenían nada que ver con el medio. Ya más grande, conté con el apoyo de mi abuela materna. La historia de ella es maravillosa: vivió la Segunda Guerra Mundial en Europa; era bailarina, y no pudo continuar su carrera. Entonces, cuando le hablé de mi deseo, de la ilusión que tenía, ella me alentó; me llevaba a los castings cuando era chica, me llevaba a grabar comerciales, a las clases de actuación. Te digo, gracias a ella pude hacerlo. Mis padres siempre han sido trabajadores, y mi mamá no tenía tiempo para acompañarme. Entonces, sí, gracias a mi abuela pude lograrlo. Después, una cosa me llevó a la otra. Mucha gente me dijo: “Necesitas constancia y determinación”, “no es una profesión fácil”, “puedes tener muchos éxitos, pero también habrá momentos difíciles”. Entonces, eso me ha ayudado a no darme por vencida. Hay proyectos a los que sí les va increíble, pero cuando no pasa eso, se requiere determinación para continuar hasta el final. A veces hacemos muchos castings y no nos quedamos. Sin embargo, hay que insistir hasta que llegue el personaje que nos haga dar lo mejor en el set. No importa la cantidad de proyectos, sino la calidad con que se hacen.

Creo que tu abuelita vio tu deseo de actuar como una extensión de sí misma, e hizo que cumplieras tus sueños.

Sí, exactamente. Ella todavía vive, y le hace feliz ver que cumplí mis metas, y que sigo haciéndolo. Se emociona mucho.

Algún actor o actriz que te haya inspirado…

Meryl Streep siempre ha sido mi guía actoral. Me ha encanta su energía, su forma de actuar, sus personajes… Aunque también crecí con las telenovelas mexicanas, y siempre dije: “Quiero trabajar ahí”. La tele era mi compañía; cuando iba a la escuela no había iPad ni teléfonos inteligentes, sólo era la TV, y fui de esa generación que se crió con ella. Me encantaba sobre todo el melodrama; por eso creo que las villanas me divierten tanto, las prefiero.

¿Qué debe tener un papel para seducirte y que digas “voy a luchar por él”?

Los personajes que más me apasionan tienen muchos matices, no son lineales. Cuando comencé mi carrera, fui protagonista en mi país en esa línea, rosa, y lo agradezco, me di a conocer y crecí muchísimo. Pero me llaman más la atención los personajes que no son lineales, que no siempre son iguales, que no siempre les pasa lo mismo; personajes a quienes no sabes qué les va a ocurrir. Me gusta que tengan un toque de locura y que sean un reto, que no se parezcan a mí.

Al revisar tu biografía, me di cuenta de que trabajaste en Isa TKM. Fue un programa muy exitoso, y ha traspasado generaciones.

Si, fue también una experiencia muy linda, fue la primera vez que hice algo para Nickelodeon. Fue un proyecto increíble, porque la tecnología no estaba al alcance de todos. Entonces, esa generación se crió viendo Isa TKM, y fue una sensación, un boom, una locura. He sido afortunada y varios de mis proyectos tuvieron éxito, Betty, El señor de los cielos e Isa TKM… La gente todavía me reconoce por mi personaje en Isa.

Tuve la fortuna de trabajar en ese tipo de proyectos, que se quedan en el imaginario de la gente, y gracias a eso me recuerdan.

Hablar de Isa TKM te saca una sonrisa.

Sí, porque fue uno de mis primeros proyectos y casi nadie pregunta por él. Por eso me causó gracia, porque hace más de una década que lo realizamos, me llevaste al pasado. Si bien no fue mi primer trabajo, sí fue mi primer proyecto juvenil y fue muy lindo. Ese tipo de trabajos nos marca.

¿Qué te dejó El señor de los cielos?

Fue un crecimiento impresionante. Primero, fue mi primer proyecto en México, y la experiencia de trabajar con un equipo diferente, con otros actores, en un país distinto, fue maravillosa. Esperanza es de esos personajes que no quieres que se acaben, quieres que perduren por siempre; además, Luis Zelkowicz escribió un personaje que nunca aburría, no caía en lo igual, siempre le inventaban algo, o yo trataba también de darle la vuelta. Fue un personaje polifacético; todavía encuentro gente que me dice: “Esperanza, Esperanza”. Además, requirió mucho, fue un trabajo muy fuerte. Yo no estaba acostumbrada a hacer este tipo series, todos mis personajes iban sobre una línea bastante rosa. Anteriormente había hecho Pasión prohibida, con un personaje súper sweet; luego de eso hice el papel de una villana, y de ahí pasé a El señor de los cielos. Cuando leí la primera escena, llamé a mi manager y le dije: “¿Te volviste loco? Yo no voy a hacer este personaje, es bisexual, tengo que acostarme con una mujer”, y él me contestó: “Bueno, tú dime si quieres hacerlo o no”. Lo comenté a mi esposo, y Daniel me dijo: “Obvio que vas a hacer eso, ¿cómo no lo vas a hacer?, esto es un reto, no es algo que te va a llegar todos los días en la televisión hispana. Además, El señor de los cielos es un éxito”. Entonces, dije: “Sabrina, te gustan los retos, pues venga, vamos y hazlo”.

Creo que hice como un exorcismo para meterme en Esperanza, porque el personaje no se parecía en nada a lo que yo había hecho, y lo disfruté en cantidad. Además, estaban los compañeros. Rafael Amaya fue súper compañero; Fernanda Castillo, Carmen Aub, Alejandro López hicieron todo muy ameno, más divertido. Yo disfruté haciéndolo, fue tan buen proyecto que dije: “No quiero que termine”. Literalmente me mataron, y lloré, porque me gustaba el personaje.

Tocaste un punto muy importante: el apoyo de tu esposo, porque los dos son actores, los dos tienen cierto ego y orgullo, pero el tener su apoyo y que te diga: “Ve, lánzate, tú puedes” habla de una madurez muy grande en la pareja.

La madurez de Daniel me sorprende. En lo personal, trato de no ver sus proyectos, porque ojos que no ven, corazón que no siente; pero él sí ve los que yo hago. Sobre estas escenas con Rafael, él me decía: “Tú eres la más sexy”. Él me apoyó mucho y me enseñó esa seguridad de pareja. La comunicación es muy importante, sobre todo cuando hay distancia, porque cuando empecé a hacer El señor de los cielos estaba con él, pero después tuvo que irse a hacer otro proyecto, y cada uno estaba en un país diferente.

¿Cómo les ha ayudado vivir a distancia a lograr la madurez de pareja?

Mira, por eso agradecí mucho la pandemia. Antes, nos la pasábamos así, y al estar encerrados dije: “Dios mío, es la primera vez que estoy tanto tiempo encerrada con este señor en el mismo lugar; aquí nos divorciamos o nos morimos”. El primer mes fue complicado, y dije: “No, yo no voy a poder con esto, me voy a divorciar”; encerrada, sin salir, con él. Pero luego fue algo positivo. Poder compartir más con nuestro hijo nos unió mucho, y ahora que él tuvo que venir para un proyecto, decidimos mudarnos con él. Por eso te digo, estamos contentos. Prefiero buscar un nuevo proyecto, una nueva oportunidad aquí en México y estar juntos.

¿Cómo vas a celebrar la Navidad?

Bueno, tenemos justamente el dilema, porque toda la familia se encuentra en Miami, pero Daniel empezó grabaciones ahora con Televisa y tal vez no podamos viajar, o sólo iremos a pasar la Navidad con la familia y regresaremos. Lo importante para nosotros es pasarlo en familia. Él se crió con una familia numerosa y yo también, así que siempre tratamos de darle prioridad. Nos reuniremos todos y lo disfrutaremos, porque al final es lo único que queda, y creo que con la pandemia hemos aprendido mucho: a valorar nuestro bienestar mental y familiar, a estar unidos. Así que vamos a hacer todo lo posible; si no, nos tocará quedarnos aquí. Yo, feliz, porque nunca he pasado una Navidad en México, y Max, mi hijo, se ha adaptado muy bien al cambio, está feliz. Gracias a Dios, el niño se adapta a todo, es muy alegre y hace amigos a donde va.

¿Algún recuerdo que tengas de tu infancia, de tu vida en Venezuela?

Me crié con mis hermanos. Siempre fui una niña feliz, jugando, muy soñadora y creativa. Al ser la menor, fui bastante consentida por todos.

Si alguien viajara a Venezuela, ¿qué lugar tendría que conocer para decir “estuve ahí”?

En Venezuela hay muchos atractivos. Posee una selva maravillosa y playas espectaculares. Yo te llevaría al Salto Ángel, es la cascada más alta del mundo y la vegetación es espectacular. Tiene muchos lugares increíbles, no basta con ir a uno, tienes que visitar varios.

Lo que más extrañas de tu país…

Vivía en Caracas; ahí hay un cerro que se llama El Ávila. Vivía muy cerca de él, así que verlo todas las mañanas, olerlo… además, la vegetación mitiga mucho la contaminación, es como un pulmón de la ciudad. El Ávila es algo que extraño: su clima, el olor a trópico es algo inexplicable.

El viaje que todos tendríamos que hacer alguna vez en la vida…

Pues está difícil, depende de cada quién. Mi destino favorito, porque soy muy romántica, es París.

Tu idea de la felicidad…

Paz.

El rasgo de tu personalidad que menos te gusta…

Soy terca.

¿Qué color usas más en tu ropa?

El negro.

La flor que más te gusta…

La orquídea.

Un libro que nos recomiendes…

La novena revelación, de James Redfield.

El mejor consejo que te haya dado tu papá…

Siempre me ha dicho que sea feliz con lo que haga.

Sigue a Sabrina Seara en IG: @sabrina_seara

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