Ricardo Reynaud: hay que tener paciencia

por Verónica Aguirre

Ricardo cuenta con una trayectoria muy amplia en los escenarios. Lo mismo podemos verlo en una telenovela que trabajando en el cine o el teatro. Desde el 14 de septiembre nos sorprende en la telenovela Imperio de mentiras, donde da vida a Mario, el amigo incondicional de Leo (Andrés Palacios).

¿Qué te llevó a decir sí a Imperio de mentiras?

Varias cosas. Obviamente, había una descripción general del personaje, pero no estaba tan detallado. Más bien, habían elegido la historia en general y el elenco, y los directores y la productora tuvieron más peso en mi decisión de aceptarlo. Cuando supe quiénes serían ellos, para mí fue clarísimo que quería el personaje.

¿Es la primera vez que trabajas en Televisa?

Sí, aunque hice muchos sketches en Otro rollo. Colaboré con varias televisoras, pero estudié en el CEFAT de TV Azteca y trabajé mucho en esa empresa. Después de Azteca hice varios trabajos en otras productoras, y ésta es la primera telenovela que grabo en Televisa.

¿Qué podemos esperar de esta producción?

Una buena mezcla de acción policiaca e intriga criminal, junto con el melodrama clásico de la historia de amor; la combinación está buena. Además, se inspira en una serie que se hizo en Turquía, y creo que la adaptaron muy bien al mundo mexicano y a las telenovelas clásicas. Es de Televisa, pero tiene mucha acción y muestra el mundo del narcotráfico y el crimen organizado. Eso es lo que está pasando, y creo que tenemos que seguir exorcizándolo de alguna forma.

Sí, pero no es una serie en donde el malo es el héroe.

Ése ha sido un gran problema, no sólo en México sino en el mundo. Hemos hecho apología de la violencia y convertido a los delincuentes en héroes. Es un problema muy delicado. Me gustó mucho mi personaje en esta telenovela, porque justamente se persigue el crimen y se presenta como lo que es. Es algo muy dañino para la sociedad, y de eso va mi personaje. Es un tipo que en verdad quiere que se haga justicia, y acompaña en ese camino a Andrés Palacios, el protagonista; yo soy su mejor amigo. Ambos queremos que las cosas comiencen a enderezarse.

Tu personaje es celoso y posesivo, ¿cómo manejas esta parte?

Todos tenemos un lado oscuro, y todos hemos pasado por los celos y la posesión. A mí me encantó ver un aspecto más complejo del personaje, que no es el bueno-buenísimo, que no sólo persigue la justicia, sino que tiene una parte humana, vulnerable, que lo hace ser celoso y posesivo; se aferra en las relaciones, y ése es el pie del cual cojea.

Aunque hay un personaje principal, los secundarios también tienen su historia.

Yo creo que ésa es una carencia de las series o telenovelas mexicanas, que de pronto los personajes de la subtrama se quedan muy desdibujados. Aquí, en esta novela, las subtramas tienen más peso e interés.

¿Qué otro proyecto tienes en este momento?

Traigo dos de teatro, que están detenidos por la pandemia: uno con el Foro Shakespeare, que desarrollo desde hace un par de años. También inscribimos un proyecto en una convocatoria de Bellas Artes, pero no hemos resultado beneficiados. Cuando todo se mueva de nuevo espero volver a solicitar el financiamiento. También traigo un proyecto de monólogo desde hace rato. En televisión y cine, ahorita no. He estado enfocado en Imperio de mentiras.

¿Ves algún aspecto positivo en la pandemia?

La verdad, me ha dejado muchísimo. Me parece que es así de fuerte y así de afortunado para la humanidad. Es un parteaguas en la historia para realmente considerar quiénes somos, qué hemos estado haciendo con nuestra vida, con el planeta, con nuestras relaciones, con nuestro propio ser. Me parece que es un punto de reflexión importantísimo para los seres humanos.

Hablando de reflexionar… ¿quién es Ricardo?

Alguien muy apasionado con lo que hace. Me encanta actuar y disfrutar de la vida. El planteamiento va en esa misma línea: seguir haciendo lo que me gusta, con cada vez más libertad y pasión, y disfrutar la vida cada día. Creo que la pandemia nos ha demostrado que cada día es un regalo y hay que disfrutarlo.

¿Qué le diría el Ricardo de hoy al Ricardo de hace veinte años?

Le diría: “¿Ves? Nada más era cosa de tener paciencia”. Es que he sido muy impaciente, muy desesperado por momentos. Entonces, justamente le diría eso, que nomás hay que tener paciencia y no desesperarse. No hay que estar constantemente esperando algo, sino disfrutar lo que hay ahora, porque las cosas se van dando solas. Obviamente, hay que poner todo nuestro esfuerzo, pero sin desesperarse.

¿Hay algún libro que quieras recomendarnos?

Uh, hay tantos… Leí uno de Leo Farache; se llama El arte de comunicar, y me pareció extraordinario. Todos necesitamos comunicarnos realmente. Respirar la vida y comunicarnos.

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