La belleza del caos

por Verónica Aguirre
“Todo lo que nace, muere; todo lo que se construye, se destruye, y todo lo que se une, se separa.” —Sabiduría budista.

Gustavo Villegas es un joven e inquieto artista mexicano. Él nos dice: “Pareciera que traigo un reloj interno, que me está moviendo todo el tiempo”. Cuando apenas lo conoces es muy serio, pero una vez que toma confianza, muestra su verdadero ser: “Siempre estoy tratando de buscar la manera de estar en paz y más tranquilo conmigo, de entender que las cosas externas no pueden cambiarse; más bien, debo ser yo de manera interna el que comprenda las cosas de forma diferente.”

Su obra es extraordinaria, dinámica, y siempre comunica algo. Su serie de autos chocados es magnífica: son tan realistas que parecieran fotografías; cada pincelada es perfecta, y hace surgir la belleza de la destrucción. Al respecto, Gustavo nos dice: “Mi obra es una búsqueda. Estudié diseño gráfico, y poco a poco fui involucrándome en las artes visuales. Mi obra es una búsqueda constante de inquietudes. Inicialmente tuvo que ver con las multitudes: eran paisajes urbanos de personas que iban y venían en grandes avenidas, calles o ciudades. Después trabajé con la estética de la destrucción, específicamente con la destrucción de los autos; ahí me di cuenta de que había interés por este tipo de estética, que no es atractiva para un observador convencional, pero a mí me parece que hay muchos tipos de estética; en particular, a mí me gusta la del horror, de la fealdad, de la destrucción. Me parece que en ella hay puntos muy importantes que observar”.

Su encuentro con los autos chocados o destruidos fue paulatino. Aunque siempre le han atraído los desguazaderos, al ver uno, su mirada de inmediato busca la lámina doblada, retorcida, el parabrisas roto, porque le parecen atractivas las formas que toman, y eso lo llevó a crear hace varios años su serie de Azarosos placeres. Ésta surgió a partir de fotografías que tomó y después llevó al plano pictórico para reinterpretarlas. “Me parece que esos dobleces tienen mucha estética; cuando la luz incide sobre una lámina doblada, genera matices que recuerdan a un papel arrugado, y me parece interesante que pueda tener tantas lecturas: por un lado, la fragilidad del material; un carro podría parecer muy resistente, pero el accidente revela que es muy frágil, y esto puede ser una metáfora del ser humano, porque por fuera parece que nada nos mueve, pero por dentro somos demasiado frágiles; creemos que siempre estaremos vivos, que nunca cambiamos, pero siempre estamos moviéndonos.”

Gustavo ha expuesto su obra en varias galerías de México y en el extranjero. Actualmente trabaja en una serie sobre la destrucción de edificios; sin lugar a duda, cada pincelada comunica algo y hace más sensible al espectador a los efectos del caos. Al preguntarle por qué una persona debe tener una obra suya, el artista comentó: “Así como creo arte, me gusta comprar, porque observar una obra de arte me ayuda y me acompaña; una persona que tenga una obra mía puede emocionarse al verla, puede cuestionarse, y sobre todo puede descubrir que en el caos hay una parte bella”.

 

Omega 5, serie: Azarosos Placeres 2. Óleo sobre papel. 58.5 x 58.5 x 13 cm. Caja de madera. *Precio $45,000.00 MN

 

 

 

 

 

Destrucción en Vochito, Serie: Relieves Pictóricos-Seducción Óleo sobre papel sobre tela 115 x 170 x 20 cm *Precio $127,500.00 MN

Omega 2, Serie: Azarosos Placeres 1. Óleo sobre tela. 180 x 180 cm. *Precio $180,000.00 MN

 

 

 

 

 

 

 

Destrucción en porsche 1980-300, Serie: Relieves Pictóricos-Seducción, Óleo sobre papel sobre tela, 100 x 190 x 20 cm *Precio $125,000.00 MN

 

00:49:54, Serie: Imagionofagia de la destrucción, Óleo sobre tela 100 x 100 cm *Precio $65,000.00 MN


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