Fuerza control y elegancia. La bailaora Daniela Ponce y el rejoneador Miguel Urquiza deleitaron al público con su pasión y su arte.
El pasado 27 de marzo, en punto de las nueve de la noche, los invitados en Barranca Club pudieron admirar un espectáculo ecuestre único, al ritmo de música sevillana y cantos andaluces. Un hermoso caballo, un diestro jinete y una encantadora bailaora brindaron una muestra sin igual de baile, música y arte.
Barranca Club, en su Restaurante al Aire Libre By Altamira, ofreció un menú compuesto por 21 tipos de tapas que diferentes estilos, exquisitamente maridadas con vinos San Juanito, del Valle de Bernal, y la marca premium de tequila Máximo Imperio.

El cautivador arte de Daniela Ponce y la pericia ecuestre del experimentado rejoneador Miguel Urquiza convergieron para construir una amalgama que se expresó a través de un espectáculo único.
Aquella noche, al poniente de la Ciudad de México, se vivió bajo un cielo despejado y una espléndida luna que iluminó la cadencia del caballo, en armonía con el ritmo y los pasos de baile que ondeaban los holanes del esplendoroso vestido de la bailaora al ritmo de las guitarras con canciones representativas de Jerez de la Frontera. El despliegue de fuerza, control y elegancia deslumbró a los espectadores.

El espectáculo que brindaron Daniela y Miguel se recordará con agrado durante mucho tiempo.
El arte de Daniela Ponce y la pericia ecuestre del rejoneador Miguel Urquiza convergieron para construir una amalgama que se expresó a través de un espectáculo único.
Con más de veinte años de preparación en danza clásica y danza española, Daniela Ponce es egresada del Real Conservatorio de Danza de Madrid.
Miguel Urquiza, quien tiene más de 150 festejos en su haber, recibió la alternativa de manos de su maestro, Pablo Hermoso de Mendoza.

La bailaora seduce al espectador con su maestría en el flamenco, mientras el jinete hace lo propio con su dominio del caballo de raza andaluza.
El caballo parece entender la esencia del flamenco, respondiendo a la música con una gracia que complementa la energía de la bailaora.

La elegancia del caballo andaluz hace el complemento perfecto con la pasión del flamenco en un número sin precedentes.
Los invitados a la Noche de Tapas y Flamenco Ecuestre pudieron apreciar el magnífico espectáculo antes de degustar una variedad de tapas y vino.
