Las salas de conciertos perdieron una virtuosa violinista, pero las locaciones ganaron una brillante actriz. En entrevista con Distrito, Ana Layevska nos cuenta cómo su destino dio un giro determinante: el talento con el violín que mostró en el Conservatorio de Moscú cuando niña le abrió las puertas de la actuación. Tras ello, Ana obtuvo papeles sobresalientes: fue la inolvidable Marina en Primer amor… a 1000 por hora; luego la oscura Frida en la serie Yankee, y ahora es la malvada y adorable doctora Mariana Esquivel en Dra. Lucía: Un don extraordinario.
Cuando parecía que la vida llevaría a Ana Layevska a convertirse en violinista, siguiendo los pasos de su padre, el destino dio un giro,
y su camino desembocó en la actuación en la televisión y el cine. Un pequeño papel como extra en una telenovela —por rara coincidencia, como violinista— la llevó a trabajar en la industria de los sets y las locaciones.
En un presente con numerosos proyectos, Ana participa en Dra. Lucía: Un don extraordinario, serie en donde interpreta a la doctora Mariana Esquivel. El personaje es ya uno de los favoritos en su trayectoria, porque por un momento le permite olvidarse de la corrección política.
Ana, conocemos tu trayectoria como actriz, y sabemos que llegaste a México siendo muy niña. ¿Qué recuerdas de esos primeros años de tu vida?
Es una historia larga, empezando por el apellido… Mi apellido no es Layevska, en realidad es Layevskaya. Lo abrevié porque nadie podía pronunciarlo. Mi apellido no es ruso: es polaco, por la ascendencia de mi abuelo paterno, pues sus orígenes están en Polonia.
Yo llegué a México a los nueve años, procedente de Moscú. Sí recuerdo algunas cosas, mis inicios en la escuela primaria, algunos amigos… Luego estudié violín en el Conservatorio de Moscú. Yo creo que por eso soy adicta al frío, no me gusta el calor… Aunque no recuerdo mucho, nunca se me olvidó el idioma.
¿Cómo llegaste a México?
Llegamos porque a mi padre —Sergei Laievski— le ofrecieron traba- jar en la Orquesta Sinfónica Nacional de México. Él es violinista. En un principio le ofrecieron un contrato anual, pero nos quedamos de manera definitiva. De él heredé el gusto por la música en general, no solo por el violín. Soy muy musical, eso sí.
¿Cómo te descubriste como actriz? ¿Y cómo fue tu formación?
Mira, en realidad yo no tenía planeado ser actriz. En mis planes estaba ser violinista, pero más por imposición de mis padres que por otra cosa. La vida me fue llevando a la actuación luego de participar como extra en una telenovela —Alguna vez tendremos alas—, en la que Humberto Zurita, el protagonista, era un director de orquesta. Hice una escena ahí y les encantó. Y acabé estudiando actuación, para no extenderme, porque hay mucho más detrás. Es una historia que merecería contarse, porque por momentos parece un guion.
¿Cuáles son los tres papeles más significativos en tu trayectoria como actriz?
Para mí cada personaje es increíble. Me encanta el que estoy haciendo ahorita. La doctora Mariana Esquivel, en la serie Dra. Lucía: un don extraordinario, es uno de mis favoritos. Es medio malvada, pero también es adorable. El personaje me gusta por su ironía. Su forma de ser me hace sacar todo lo políticamente incorrecto que podría tener en algún momento. ¡Y me divierto horrores haciéndolo!
En la serie Yankee fui Laura Woolf, el personaje más oscuro y complicado que me ha tocado interpretar. Y, en definitiva, aprecio mucho a Marina en la telenovela Primer amor… a 1000 por hora. Gracias a ese personaje muchísima gente me recuerda hasta la fecha.
Con respecto a la serie Dra. Lucía: Un don extraordinario, ¿cómo defines la primera temporada?
Dra. Lucía: Un don extraordinario es una serie capitular, y eso la hace súper dinámica. El que cada capítulo sea un caso diferente, una enfermedad diferente, y que siempre se resuelva da seguridad al público de que encontrará algo distinto en cada capítulo. Eso engancha de inmediato a la gente.
Creo también que las historias sobre médicos son muy exitosas. A todos nos encantan. A mí me gusta mucho, y creo que la serie es muy original. Va de una doctora (Lucía Castillo, interpretada por Marimar Vega) que tiene un poder que medio sabe usar, pero a la vez tiene miedo porque no sabe de dónde viene, y eso mantiene a la gente enganchada.
La serie tiene un corte muy dinámico, y visualmente es bastante realista. Todo eso llama la atención de la gente. La primera temporada es una introducción de lo que pasará en la segunda, que mantiene la estructura de casos capitulares. A ver cómo nos va. Esperemos que muy bien.
¿Cómo te preparaste para interpretar a la doctora Mariana Esquivel, y cómo ha transformado tu carrera este personaje? Para la primera temporada tomamos varios cursos y acercamientos a la medicina. Cada vez que veo en el texto alguna palabra rimbombante, alguna enfermedad, me tomo el tiempo de buscar en la red para entender de qué se trata. En cuanto al carácter del personaje, trato de hacerlo lo más genuino posible… En la serie tengo mucha libertad para dar vida a Mariana, y la interpreto mucho más irónica de lo que está escrito, más sagaz y ácida. Mucho de lo que ven es de mi cosecha.
En esta temporada soy la directora del hospital. Entonces, no paso tanto tiempo en urgencias. Ahora manipulo a todos desde el escritorio de mi despacho. ¡Me encanta interpretar a Mariana! ¡Es tan encantadoramente ácida! ¡Es uno de mis personajes favoritos!
¿Y cómo veremos a la doctora Esquivel en sus interacciones con otros médicos del hospital Matilde Montoya?
No quiero adelantar mucho, pero habrá nuevos intereses amorosos (risas) y bastante intriga. Lo que sucede es que Mariana… digamos que tiene algunas movidas un poco sucias. Va por ahí…
En una serie sobre médicos, ¿cómo logra el elenco reflejar la combinación de drama, realismo y emoción en dosis precisas? Creo que es un trabajo en conjunto, no solo del elenco. Es cuestión de la historia, de dirección, de fotografía, de vestuario. O sea, no, no solamente es el elenco. Los actores somos la punta del iceberg de todo lo que hay detrás.
¿Cómo ha sido la experiencia de trabajar en esta serie con Raúl Caballero y José García como directores?
A los dos los adoro. Antes que nada, son personas increíblemente lindas, con un gran sentido del humor los dos. Son muy precisos, muy creativos. El ritmo de trabajo es muy apretado, pero estoy muy feliz con ellos, porque siempre escuchan las propuestas, me dejan ser libre. ¡Es increíble!
Además de Dra. Lucía: Un don extraordinario, ¿en qué otros proyectos te veremos?
Acabo de estrenar una serie llamada Somos oro. A principios de 2025 se estrenará una comedia en Netflix que se llama Bienvenidos a la familia, donde también participo. Y estaré en otra serie de comedia llamada Entre paredes.
Ana Layevska en breve
Película favorita… ¡Uy, qué difícil! Big, de Tom Hanks. En español se llamó Quiero ser grande.
Libro preferido… Los tres camaradas, de Erich María Remarque.
Violín… Un pasado muy bonito.
Kiev… ¡Ay! Lloro por lo que está pasando ahorita.
Tu mayor cualidad… Soy muy perseverante.
Un placer culposo… Tomar vino tinto.
Comida preferida… Pollo empanizado.
Un lugar para vacacionar… Cancún.
Si no fueras actriz… Sería doctora.
Un sueño por cumplir… Hacer una película en inglés, con difusión internacional.
Sigue a Ana Layevska en Instagram